19 julio, 2008

luna llena


Un último vistazo para comprobar que todo estaba recogido y en orden.
Recogió las llaves y se dispuso a cerrar los portones de madera.
Había luna llena. las calles del pequeño pueblo estaban desiertos.

Un día cálido,-meditaba mientras se encaminaba hacia la cuesta- sin duda la gente se había animado a salir. Trabajo, sin pausa pero sin las agolomeraciones del verano.

Atravesaba la plaza salpicada de algún paseante noctámbulo. El frontón ofrecía una sombra callada a lo lejos, y en el centro de la pequeña plaza, el kiosko,que también se disponía a cerrar ya sus persianas
Buenas noches- y le respondieron al saludo.

La pequeña arboleda iba quedando atrás, y sueve rumor que tanto le gustaba la acompañaba. Un crecendo a medida que aproximaba. Cada vez se percibía más cerca. Allí como todas las noches esperándola.
Sacó un cigarrillo de su mochila, se sentó en su ribazo particular aspiro profundamente. Cerro los ojos y como cada noche se dispuso a escuchar su arrullo. El batir de las olas sobre la arena, el murmullo que la transportaba a un mundo en calma, no podía verlo pero allí estaba como cada noche esperándola.

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