06 junio, 2008

Soledades y otras costumbres

En una tertulia, salió el tema de las parejas. no recuerdo las exposiciones q hacíamos pero hablábamos de hacer actividades, jugar, ir al teatro.
- Y necesitas a alguien para hacer esas cosas?-
Y resueltamente le conteste:
- No, pero resulta más agradable la posibilidad de compartir con otra persona tus intimidades, tu día a día.

Por las mañanas te levantas, te vistes y sales a la calle.
Normalmente, salgo temprano, mis amigos suelen decir que ni las aceras están puestas a esas horas. Dificílmente, y es extraño, coincido con alguien ni tan siquiera en el ascensor.
Un frió "buenos días" un silencio incomodo esperando que se abran las puertas para salir corriendo. Te encasquetas los auriculares y el mundo no te puede coger. Pensamos que los auriculares tienen un efecto de superhéroe, nos hacen invisibles cuando lo único que hacen es aislarnos , protegernos del entorno que nos rodea.

Miras a tu alrededor y ves gente, a lo lejos, personas que se mueven como autómatas, sin expresión sin sentimiento. Entonces recapacitas sobre tu vida, estas sentada en el andén del metro. Y te sientes sola y estás sola y una lágrima se resbala, se escapa.

Y vuelves a casa. Abres la puerta y no hay una sonrisa esperándote, ni sientes el olor a café recién preparado solo escuchas silencio. Miras por la ventana y una alfombras de luces se extiende sobre la ciudad, el ruido de los coches..., alguna sirena ululando a lo lejos. Enciendes un cigarrillo y suavemente como sí de un beso se tratara, tu copa y te pierdes en el horizonte y piensas que agradable sería compartir tu día con alguien...con él.

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